¿Los choques de coches y otros accidentes de tráfico son sólo desgracias inevitables?
No, desgraciadamente son causados por una imprudencia injustificada, por un desprecio perverso de la ley, por un desprecio de los derechos y la vida de los demás, por un comportamiento irresponsable, por una distracción culpable.
Las personas son responsables de sus actos. Los que infringen la ley y descuidan sus deberes causando accidentes deben ser castigados severamente por los Tribunales.
¿Por qué las personas inteligentes, que comprenden los peligros de la distracción, utilizan aparatos móviles y teléfonos celulares mientras conducen, aun sabiendo que con ello se ponen en peligro a sí mismos y a los demás? ¿Por qué no han de retrasar su llamada urgente o detener momentáneamente su viaje para hablar con seguridad?
¿Por qué los que toman bebidas alcohólicas no van a dejar de conducir temporalmente por el bien de la vida? ¿O por qué los que no pueden mantener los ojos abiertos insisten en conducir de todos modos? ¿Dónde está el sentido común si no el respeto a la ley?
Muchos parecen pensar que son especiales, inteligentes, capaces, dotados de cualidades excepcionales, y que nunca les ocurrirá nada malo. En realidad, sólo tienen un exceso de confianza, no respetan la ley, desprecian el peligro para sí mismos, pero también son ajenos a las lesiones que pueden infligir a personas inocentes. Se arriesgan a fallar una vez más.
Debería estar claro para todos que ese comportamiento descuidado es irresponsable y, por tanto, inadmisible. Hay que oponerse a ella, condenarla y castigarla como un peligro público.
Aunque los culpables paguen por sus errores, nunca podrán compensar a aquellos a quienes infligieron lesiones por su despreciable negligencia.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos afectados para mejorar la seguridad para el tráfico en su barrio? Pueden formar grupos de acción y hacer una lluvia de ideas sobre la situación actual tal y como la ven, y proponer formas de cambiarla para mejor.
El debate sobre las situaciones locales de embotellamiento en determinados lugares, a ciertas horas del día y de la semana, puede sugerir soluciones, habilitando rutas alternativas para soportar el tráfico adicional o desviando los camiones de carga pesada a carreteras menos céntricas.
Si proponen soluciones constructivas y fácilmente aplicables, encontrarán oídos atentos en las autoridades locales, que apreciarán sus esfuerzos.
La educación para la seguridad del tráfico puede ser útil para cualquier público si se presenta de forma convincente. Un repaso de los accidentes ocurridos en la zona, con una presentación de las autoridades investigadoras sobre sus causas, probablemente llamará la atención y causará una impresión instructiva en la mente de los oyentes debido a la inmediatez de la enseñanza.
Las actividades educativas organizadas pueden tener un impacto mostrando imágenes de accidentes de tráfico para inducir pensamientos sobre la fragilidad de la vida humana. Las visitas a los hospitales en los que las víctimas de accidentes de tráfico están ingresadas y se someten a una larga y dolorosa rehabilitación, pueden educar a los jóvenes que no son capaces de imaginar la gravedad de esos sufrimientos. Entonces la gente puede pensar en lo que ocurre en un instante fatal de distracción.
Hacer todo lo posible por mejorar la calidad de vida y la seguridad del tráfico allí donde uno vive es una de las mejores contribuciones que se pueden hacer para aliviar el sufrimiento humano en nuestra sociedad.