La liquidez de una empresa en épocas de crisis debe de estar bajo constante atención. Precisamente en donde la crisis se está notando más agresiva con pequeñas empresas.
El grifo del crédito está casi cerrado y ya no fluye como antes no existen perspectivas de que se vaya a abrir. Eso obliga a las pequeñas y medianas empresas a limitar mucho más sus niveles de deuda. Es imprescindible poner el foco en el endeudamiento y los activos susceptibles de ser vendidos.
Cuidado con caer en el cash flow.
El cash flow o flujo de caja siempre debe ser objeto de una planificación. Pero en los periodos en que el crédito no fluye, las previsiones no dejan sitio a la improvisación, pues esto podría tener consecuencias fatales para una empresa.
Las deudas pendientes deben ser controladas con rigor y las nuevas sólo deben contraerse para lo imprescindible. El primer paso siempre es intentar prevenir y asegurarnos de con quién estamos realizando acuerdos o contratos.
Si falta liquidez el pago de las deudas será complicado. Incluso en el caso, como puede ser el pago a los proveedores, lo ideal será agotar el plazo máximo de pago.
En casos extremos
En las situaciones límites la empresa debe catalogar aquellos activos que puedan convertirse en liquidez rápidamente. No debería ser necesario llegar a una situación límite y siempre es conveniente tener en cuenta esta posibilidad para cuando llegado el momento no haya que hacer las cosas a toda prisa. El control del stock es otro de esos puntos fundamentales en momentos de falta de liquidez.
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